viernes, 1 de mayo de 2015

A confesión de parte

Los reiterados ataques a las unidades de Transtachira, como los ocurridos ayer en forma simultanea en distintos puntos de la ciudad de San Cristóbal, los permanentes sabotajes a las fuentes de la recién re-inaugurada Redoma de los Italianos, los constantes botes de basura en la vía pública, la circulación de los taxis gasolineros con un letrero de "hora cero", el acaparamiento y la especulación, etc; son manifestaciones de una continuada acción de saboteo y ataques terroristas, cuya financiación corre por parte de la delincuencia organizada, vinculada a sectores que han infiltrado a la oposición venezolana.

Estos grupos que no vacilan en atacar al pueblo, no buscan necesariamente objetivos políticos, sino provocar situaciones de desasosiego y violencia donde ellos puedan realizar sus operaciones criminales con mayor impunidad. Ciudades como Medellín en Colombia y Ciudad Juarez en Méjico, han sufrido estas estrategias de las mafias narcotraficantes, que aquí cuentan con el apoyo de la extrema derecha venezolana. En esas ciudades como en San Cristóbal, usaron las técnicas de la violencia programada y sistemática para desestabilizar la sociedad, mientras iban penetrando grupos políticos hasta ocupar altos cargos a nivel local.

Las evidencias están a la vista, pero pese a todo, el pueblo con una gran conciencia y aplomo, ha venido identificando y marginando a estos sectores terroristas, dándoles la batalla en todos los frentes y resistiendo con estoicismo sus ataques.